jueves, 25 de octubre de 2018

NUESTROS ATAJOS MENTALES: LA ILUSIÓN DE CONTROL



ILUSIÓN DE CONTROL O ERRORES DE JUICIO

Resultado de imagen para ilusión de controlar todoCómo podemos entender la heurística desde una ilusión de control que tenemos todos los seres humanos en nuestro desarrollo humano día a día. No hay un minuto que pase en nuestra vida diaria sin que tomemos decisiones; ya sean buenas o malas, ciertas o falsas; desde cómo nos vamos a vestir antes de salir de casa, hasta qué cenaré esta noche. Aquí toma participación nuestro cerebro que, dependiendo del momento o el tiempo disponible para actuar utiliza ciertos atajos llamados heurísticas que nos ayudan a decidir en el momento.
Para comprender mejor el concepto de heurística diremos que es un método o técnica del cual disponemos para solucionar un problema. Esta capacidad la podemos tener los seres humanos con el fin de procurar estrategias, criterios o inventivas que nos permitan resolver un inconveniente a través de la creatividad o un pensamiento divergente. Existen varios tipos de heurística, como la emocional, la asociación, simulación, similitud y otra en la cual vamos a ahondar que es la heurística como ilusión de control.

Cuando jugamos a querer tener el control de todo.
Tenemos todo una ilusión de controlar todo lo que nos rodea.
La ilusión de control es un fenómeno social que se refiere a la capacidad que tenemos todas las personas a creer que podemos tener el control sobre ciertas situaciones o acontecimientos o que incluso podemos influenciar sobre ellas aun así cuando estas situaciones son incontrolables.
Este fenómeno se aborda desde mucho tiempo atrás a partir de la necesidad que descubrió el hombre por controlar el medio que lo rodea, con el pasar de los años esta situación se ha vuelto compleja ya que ahora queremos controlar cosas que nosotros hemos creado y que se nos ha ido de las manos. Cuando algo ha evolucionado, se ha perfeccionado y se ha desarrollado en la sociedad, no todos estamos a la altura de poder resolver los problemas que se presenten. De ahí podemos también deducir que los seres humanos, en un intento por mantener el control de nuestras propias vidas, lleguemos a ser capaces de distorsionar la realidad haciéndola más amable ante nuestros ojos.
Imagen relacionadaUn ejemplo claro lo podemos ver en los ascensores de los edificios; se ha realizado un estudio y se ha llegado a saber que el botón de cerrar la puerta no funciona, está puesto sólo para dar al usuario una ilusión de control de la situación, entre ellos luchar contra la claustrofobia y que el ascensor funciona correctamente. Se ha analizado psicológicamente entre el tiempo de cierre de la puerta y la reacción de la persona y el momento de cerrar para hacernos creer que nos ha obedecido a la hora de apretar el botón. Por eso si alguno de nosotros nos encontramos ante esta situación pruébenlo y a ver qué sucede.
Cuando la ilusión de control nos juega una mala pasada
Hay un punto extremo en la cual la ilusión de control se nos puede salir de control. Tenemos que ser conscientes que los seres humanos no podemos ser capaces de controlar todas las situaciones externas que suceden a nuestro alrededor, motivo por el cual nos lleva muchas veces a decidir cuál es la mejor opción en ese instante, el tiempo también juega un papel muy importante porque muchas veces no tenemos el suficiente tiempo para tomar la mejor decisión.
Por ejemplo; si vamos por la calle conduciendo un automóvil y pensando que no nos va a suceder nada, avanzamos a baja velocidad, respetando las señales de tránsito, con precaución ante los peatones. Creemos que tenemos el control de la situación en general y que no vamos a golpear a nadie con el auto, pero no contamos con el factor externo, con la situación de que a nosotros nos puedan chocar, que de la nada salga un loco conduciendo a  toda velocidad y nos dé un golpe. Lamentablemente esas son las situaciones que no podemos controlar. Tenemos que decidir en un segundo qué hacer.
Imagen relacionadaLa ilusión de control tiene su parte positiva que es la de reducir nuestra ansiedad ante cierta situación, si volveos al ejemplo de conducir un auto, si creemos que tenemos el control de la situación iremos seguros y firmes por las calles. Por otro lado tiene una parte negativa, que es la de que asumimos más riesgos.  Cuando la ilusión de control es excesiva puede engañarnos y hacer que asumamos más riesgos, por ejemplo; en los juegos de azar, los ludópatas, en ellos se puede ver claramente un exceso de ilusión que tiene la persona por controlar el juego, puede llegar a ser tan grande esta ilusión creyendo que en algún momento saldrá el premio sin darse cuenta de que sigue perdiendo. Este fenómeno ha llegado a provocar en las personas indefensión y depresión.
De una ilusión de control a una visión retrospectiva sesgada
Esto puede suceder tanto en las personas como en las instituciones, es la tendencia a malinterpretar nuestra influencia o responsabilidad personal en acontecimientos pasados, sobreestimando la influencia que nuestras acciones han tenido en eventos en los que las cosas salen bien, o podemos subestimar nuestra responsabilidad o culpabilidad cuando las cosas salen mal.
Un ejemplo claro puede ser el gobierno cuando anuncia con bombos y platillos cuando el paro disminuye y se queda callado cuando vuelve a subir. Otro ejemplo claro sería cuando escuchamos a personas decir que algo salió bien gracias a ellas y cuando algo salió mal muy pocos son los que hacen mea culpa.
Por eso debemos tener un sesgo apoyado en la elección a la hora de elegir o decidir algo tenemos que ver ese nombramiento con un enfoque positivo, muchos de nosotros apoyamos las opiniones que van de acuerdo a nuestro pensar; o un sesgo de disconformidad donde realizamos una crítica negativa a las ideas que nos contradicen.
Nos han estado entrenando para fijar metas, y después trabajamos en las acciones que conducen a esas metas... pero, ¿Cuántas veces esas metas fracasan? ¿Cuántas veces estamos tratando de controlar un futuro que no podemos predecir?
La ilusión del control es la tendencia de los seres humanos de creer que pueden controlar, o al menos influir, los resultados en los que claramente no tienen ninguna influencia, como por ejemplo los sucesos aleatorios que se puedan presentar en nuestra vida.

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